Como madre de un adolescente, me doy cuenta de los muchos beneficios que tiene el coaching para los jóvenes. Este es el impacto que tendrá, en la vida del adolescente, pasar por un proceso de coaching:
- Aprenderá a conocerse mejor, observando qué juicios y creencias tiene sobre él mismo y su entorno. Identificará el origen de las mismas, reconocerá el impacto que tienen en su vida, examinará su validez y las eliminará si cree que no le son útiles.
- Descubrirá sus talentos naturales, dónde tiene facilidad para desarrollarse.
- Sabrá qué le motiva, qué le apasiona y cómo disfrutarlo. Tendrá más claro qué quiere y qué no quiere. No lo que quieren sus padres, profesores o amigos.
- Averiguará qué le falta por aprender para conseguir aquello que se proponga.
- Mejorará su capacidad para relacionarse con los demás, de forma enriquecedora y constructiva.
- Aumentará su autoestima, aprendiendo a aceptarse y a quererse, logrando una mayor autoconfianza.
- Creará nuevas creencias que le permitirán avanzar hacia sus objetivos.
- Encontrará sus fortalezas, que le permitirán a mantenerse centrado en sus objetivos, aunque la vida no esté sucediendo exactamente como esperaba.
- Aprenderá a manejar obstáculos y contratiempos y a establecer un pensamiento positivo.
A través del coaching, los adolescentes descubren dónde están y a donde quieren ir.
Al igual que el coaching en general, el coaching para adolescentes está orientado al futuro. No nos centramos en el pasado, no buscamos etiquetas, no buscamos personas o circunstancias a las que culpar de la infelicidad en la vida. En lugar de eso, los adolescentes evalúan su situación actual, sueñan, planifican su viaje y empiezan a avanzar.
Los jóvenes clientes de coaching aprenden que, vivir es como conducir, si conducen mirando hacia atrás, tendrán accidentes, pero si miran hacia delante, y únicamente miran por el retrovisor de vez en cuando, llegarán a su destino. Se dan cuenta de que, sean cuales sean las circunstancias de su pasado, no tienen poder para determinar su futuro.