
“Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto”.
Henry Ford
Las creencias son ideas y opiniones que nos hemos formado a lo largo de nuestra vida y que consideramos ciertas. Poco importa que se ajusten a la realidad o no, para nuestra mente son ciertas, y por lo tanto para nosotros son reales.
Las creencias se forman a partir de:
- experiencias propias,
- aceptación de normas sociales,
- la educación que hemos recibido (escuelas, formación, religión…),
- las influencias de personas que nos merecen confianza.
Hay 2 tipos de creencias que debes tener en cuenta a la hora de crear tu Marca Personal:
- Creencias Limitantes: Las que nos impiden avanzar: No puedo, no valgo para …, soy incapaz de …, etc.
- Creencias Potenciadoras: Las que nos animan a avanzar: Veo una oportunidad, creo que puedo conseguirlo, etc.
Es habitual tener creencias limitantes que se interponen entre nosotros y nuestras metas y que van a interferir a la hora de generar una Marca Personal exitosa.
Identificar estas creencias y entender que se han formado como un mecanismo de supervivencia, para, de alguna manera, protegernos de potenciales situaciones que nos podrían producir dolor, nos ayudará a trabajarlas.
El primer paso para vencer los miedos que hay detrás de una creencia limitante, es tomar consciencia de ellos.
Debemos familiarizarnos con el hecho de identificar los pensamientos negativos. Cuando somos conscientes de un pensamiento negativo, podemos intentar crear uno positivo para contrarrestarlo, y emprender acciones para vencerlo.
Por ejemplo, en mi caso, siempre había pensado que me encantaría escribir un libro, pero estaba convencida de que no era capaz. Esta creencia se apoyaba en una serie de argumentos, es demasiado largo, a quién le interesaría, me falta vocabulario, etc. En unas sesiones de crecimiento personal, afloró mi pasión por escribir. Cuando mi coach me preguntó por qué no escribía, le dije que me encantaría, pero no soy escritora. Tardé unas sesiones en aceptar que era sólo una creencia, y que tenía que intentarlo. Cuando empecé a escribir, me bloqueé. Sentí que no tenía la técnica necesaria. Fue entonces cuando emprendí la siguiente acción: busqué un buen curso de narrativa y me apunté. Y ahí estoy, aprendiendo a escribir y disfrutando de crear mi primer proyecto de novela. En realidad, no sé si voy a escribir una novela, pero he vencido mi miedo a escribir y la creencia de que no podía.
Con el tiempo, cuando entre mis pensamientos aflora un ‘no puedo’ o un ‘no sirvo’, me salta una alarma. Intento pararme y analizar el pensamiento. Si detrás de este pensamiento detecto una creencia limitante, automáticamente busco una creencia potenciadora para silenciarlo, y me planteo acciones a llevar a cabo para evitar que esa creencia me impida avanzar en el camino de alcanzar mi propósito.