
– Eckart Tolle –
Estaba escuchando una charla de Eckart Tolle, cuando, de repente, oigo que está confirmando algo que últimamente empezaba a sospechar. Y es que, lo que yo llamaba desconexión total, cuando estoy escalando, en realidad, es todo lo contrario: Conexión y estar presente. Y es precisamente esto, lo que, sin ser del todo consciente, me atrae tanto de la escalada.
Cuando me inicié en este deporte, hace muchos años, la primera barrera con la que me encontré, fue la del miedo. El miedo a las alturas, a caer, a que se rompa la cuerda… Pero, como era joven y atrevida, las ganas de aventura y de probar cosas nuevas me podían más que mis miedos. Me inicié sin llegar a profundizar mucho en la materia, ya que lo alternaba con otros deportes y, en algún momento, quedó en el pasado. Con los años llegué a pensar que era un deporte para jóvenes, y miraba esa época de mi vida con nostalgia.
Cuando años más tarde, la vida me cruzó con un compañero con el que había compartido esta actividad, y me dijo que seguía escalando, algo en mí se iluminó. ¡Me encantaría volver a escalar! Me apunté al gimnasio y empecé a ponerme en forma. Pero, pasaban los días y, por más que entrenaba, nunca me veía preparada. No tenía la fuerza. Hasta que un día, ese mismo compañero, me convenció para salir a escalar.
Recuerdo, perfectamente, ese primer día y la primera vía, que ni tan solo era para principiantes. Recuerdo mirar arriba, y literalmente ver una montaña delante de mí. Aquello era mucho más de lo que yo había llegado a escalar nunca.
El miedo, literalmente, me paralizaba. No me atrevía a decir que no me acordaba de nada, que no podía. Ya estábamos ahí. Tenía que hacerlo, aunque fuera con miedo. Empezó así, un diálogo en mi cabeza, entre yo y mi miedo. Él me alertaba de cada posible peligro, y yo le daba las gracias, y le decía que le entendía, que sabía que estaba ahí para protegerme, pero que seguiríamos adelante. A medida que iba subiendo, además del miedo, se acumulaba el cansancio. Iba contando los mosquetones que me quedaban, y por nada del mundo miraba hacia abajo. Solo hacia arriba. Al final de la tarde, mi miedo y yo nos habíamos familiarizado. Entendí que tenemos unos mecanismos internos que quieren protegernos, y que no quieren malgastar energía. Y agradecí tenerlos. Pero no dejé que me dominaran.
Ahora, en perspectiva, sé que, en realidad, no había tanto peligro. El riesgo en la escalada, si se practica con los materiales adecuados y tomando ciertas precauciones, es casi nulo.
Desde aquel primer día, han habido muchos más, pero el miedo, por lo menos en mi caso, nunca se acaba de ir. Mejoras, subes el nivel, y vuelves a estar en las mismas.
Para lidiar con él, lo que a mí me sirve, es plantearme la escalada como una práctica de yoga. Cuando la situación se complica, y no veo donde agarrarme, y miro abajo y estoy lejos del suelo, y miro arriba y sólo hay una pared, me concentro en la respiración. Relajo los brazos y me digo que hay una manera de salir de ahí, sólo tengo que verla.
Cuando, por fin, consigo salir, y vuelvo al suelo, el milagro es, que mi cabeza ha hecho un reset. Y eso es lo que realmente me fascina de la escalada. Esa sensación de vacío mental. No importa lo que llevabas en tu cabeza antes de llegar, cuando te vas, ha desaparecido.
Y lo describía así, como lo sentía, en un post de Instagram de hace un tiempo:
“Cuando caerse no es una opción, y la única cosa que importa es encontrar donde agarrarse para seguir subiendo, todo lo demás deja de existir por unos instantes. Desconexión total”.
Ahora sé que esto es “estar presente”, y que precisamente es la “conexión total”.
Es este estado mental, el de estar presente, el que, según Eckart Tolle, nos libera de nuestros pensamientos, de la tensión y del miedo. El pasado y el futuro desaparecen por unos instantes. Es un estado de alerta relajado.
Según Eckart Tolle, no hace falta practicar deportes de riesgo para estar presente. Pero, para mí, esta es una vía infalible y eficaz para experimentar el estado de estar presente y de pasada, experimentas con el miedo.
Aquí os comparto el link de la Charla de Eckart Tolle.